El vino siempre se ha considerado como una bebida importante. Las primeras evidencias de la elaboración de vino datan del 5400 a.C. , hace más de siete mil años!. Al calor de una buena botella de vino siempre se han celebrado acontecimientos importantes y se han firmado importantes tratados históricos, sobre todo en occidente, donde somos muy aficionados a esta gran bebida espirituosa.
Pero para que una botella de vino pueda degustarse en condiciones óptimas varios factores entran en juego, entre ellos, puede que el más importante es la temperatura a la que se sirve el vino.
Hay gente que no hace ascos a un vaso de vino a temperatura ambiente en un cálido día de verano, pero aunque tengas la garganta a prueba de brebajes piratas, si degustas un buen vino servido a una temperatura óptima, hasta el bebedor menos experimentado notará que a veces los detalles son imprescindibles.
Generalmente los vinos blancos se sirven frescos, a unas temperaturas entre 8 a 10 grados centígrados, y los vinos tintos se suelen servir a temperatura ambiente, aunque suele recomendarse que el tinto se beba a una temperatura de entre 18 a 22 grados centígrados. Aunque esto es muy general, ya que si te encuentras en una región fría en pleno invierno, tal vez te apetezca beber el vino blanco a una temperatura ligeramente superior. O puede que en pleno agosto, al lado de la playa, prefieras el vino tinto a unos 15 grados.
Para medir la temperatura de una botella de vino, existen diferentes alternativas, una muy buena es mediante un práctico termómetro digital para vinos que puedes encontrar en la tienda de regalos originales toporiginal.es, con este práctico regalo el vino siempre estará a la temperatura perfecta.
